¿Qué hacer de comer cuando no sabes qué hacer?

¿Te ha pasado que llegas a casa, tienes hambre, abres la nevera... y nada te inspira? No es que esté vacía, pero tampoco salta a la vista ningún plato evidente. Es como si todo estuviera en pausa, esperando que tomes una decisión mágica. Ese momento en el que piensas: "no tengo ni idea de qué hacer de comer". Pues tranqui, que aquí te traigo un puñado de ideas, consejos y pequeñas soluciones para esos días grises en la cocina. Porque en "Sabor a Tierra y Mar" nos encanta ayudarte a disfrutar del comer, incluso cuando no sabes por dónde empezar .
El bloqueo en la cocina: más común de lo que crees
No estás solo, ni loca, ni perezoso. Le pasa a todo el mundo. Incluso a quienes disfrutan cocinar. Y es que la comida del día a día se mezcla con el cansancio, la rutina y, a veces, con la presión de querer hacerlo perfecto. ¿Resultado? Mente en blanco. Ni una mísera idea. Vamos a ver por qué ocurre.
Decisiones, decisiones... ¡demasiadas!
Después de un día largo, decidir qué hacer de comer puede ser la gota que colma el vaso. Es lo que se llama "fatiga de decisión", y sí, es real. Cuando llevas todo el día eligiendo cosas, tu cerebro simplemente no quiere elegir más.
La monotonía también cansa
Si siempre haces lo mismo (hola, pasta con tomate), acabas por perder las ganas. La rutina apaga la chispa culinaria y hace que hasta abrir el frigorífico se sienta aburrido.
El miedo a complicarse o a fracasar
A veces tenemos tiempo y recursos, pero tememos que la receta sea un lío o no salga bien. Eso nos frena antes de empezar.
La ilusión de "no tengo nada"
Este clásico no falla. Aunque haya ingredientes, si no ves una receta clara, tu cerebro dice "no hay nada que hacer". Pero spoiler: sí que lo hay.
Primeros auxilios para días sin ideas
¿Hambre y cero inspiración? Aquí van unas cuantas fórmulas que pueden sacarte del apuro y devolverte la fe en tu cocina sin esfuerzo ni drama.
Escoge un ingrediente estrella
Elige algo que tengas y que te apetezca usar: una verdura, un paquete de arroz, un bote de lentejas. A partir de ahí, deja que fluya la creatividad. ¿Tienes huevos? Omelette con lo que haya. ¿Tienes calabacín? Pues salteado, relleno, en crema...
Ejemplo: Con una lata de garbanzos puedes hacer ensalada, curry, hummus o incluso un guiso rápido con verduras. ¡Mismo ingrediente, mil posibilidades!
Rescata tus recetas de emergencia
Esas que te sabes de memoria o que son infalibles aunque tengas poco. Ten siempre a mano:
- Pasta Aglio e Olio: ajo, aceite y guindilla. Lista en 10 minutos.
- Huevos en cualquier forma: tortilla, revueltos, cocidos sobre arroz.
- Wraps o sándwiches creativos: lo que tengas + queso + calor = éxito.
- Verduras congeladas: al vapor, salteadas, en wok o con arroz. Rápido y nutritivo.
El congelador y la despensa son tus aliados silenciosos. Aprende a mirarles con otros ojos.
Que vivan las salsas
Una buena salsa lo cambia todo. Esa pechuga a la plancha que parece triste se transforma con un pesto o una salsa de yogur y menta. Y si no tienes salsas hechas, las especias hacen magia también. Ten siempre a mano:
- Ajo y cebolla en polvo
- Pimentón (dulce o picante)
- Curry, comino, orégano
- Salsa de soja o tamari
Cómo evitar el bloqueo culinario a largo plazo
Más allá de salir del paso un día puntual, lo ideal es que ese bloqueo aparezca cada vez menos. Y eso se consigue con algunos hábitos súper fáciles de mantener.
Planifica sin agobios
No hace falta que montes un Excel con todas las comidas de la semana. Pero sí viene bien pensar en 3 o 4 platos para los días clave. Hazlo sencillo, basado en lo que tienes o lo que está de oferta. Y si te ayuda, ponle un toque temático:
- Lunes sin carne
- Martes de tacos
- Miércoles de wok
Así la semana fluye y tú dejas de comerte la cabeza.
Busca inspiración por todas partes
A veces solo necesitamos ver algo rico para que se encienda la bombilla. Las redes están llenas de recetas fáciles y visuales. También puedes rebuscar en ese libro de cocina que te regalaron o preguntar a tu vecina qué hizo ayer. El boca a boca cocina maravillas.
Prepárate para la semana sin cocinar cada día
El famoso "batch cooking" no tiene por qué ser un ritual maratoniano. Dedica un rato el finde a cocer arroz, asar verduras, dejar legumbres listas. Y ya entre semana solo combinas y aliñas. Más práctico, imposible.
Haz de la cocina un momento bonito
No todo es técnica. Tu actitud lo cambia todo. Cocinar puede ser divertido si le quitas el peso de la obligación y lo vives como un ratito para ti (o para compartir).
Permítete jugar y equivocarte
No todo tiene que salir como en Pinterest. Algunas de las mejores recetas nacen del error o de la improvisación. ¿Y qué si no es perfecto? ¡Está hecho con amor y hambre, y eso vale mucho!
No cocines sola si no quieres
Involucra a quien viva contigo. O pon música. O sírvete una copa mientras remueves. Hazlo tuyo. Porque la cocina también puede ser un refugio.
Del vacío al festín sin drama
Así que ya sabes: la próxima vez que mires la cocina y te sientas en blanco, respira, sonríe y empieza por lo pequeño. Un ingrediente, una idea, una receta amiga. No se trata de cocinar perfecto, sino de comer rico y con calma. Y eso está más cerca de lo que piensas. ¡A por ello y buen provechito! ️
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